En este día se otorgó la escritura de reversión al Ayuntamiento de la concesión del Mercado de Abastos, incautándose la Corporación Municipal del edificio y sus rentas. Era Alcalde don José Cayetano Ramírez Galuzo.
sábado, 30 de septiembre de 2017
martes, 12 de septiembre de 2017
En 1900 La Línea abandonada por el Estado "vamos como ahora"
Con el título de «El enemigo en casa», publicó «El Liberal de Madrid» y «El Grano de Arena» con el nombre «Recortes» las siguiente línea alas que le llamaban la atención a los lectores con verdadero interés.
“Todos los
días y a todas horas se oía la mismo alerta. Había que fortificar las islas,
había que guardar las fronteras, había que artillar las costas.
Y el problemático
enemigo que tanto daba que decir y que temer, estaba, desde hacía tiempo
antiguo, dentro de nuestra casa. Tan excelente como numerosos eran los planos y
proyectos encaminados a defender de una posible agresión el Campo de Gibraltar,
las Baleares, las Canarias y el litoral de Galicia. Pero creían que esos importantes trabajos
necesitaban un complemento con un estudio detallado do los medios,
instalaciones, propiedades, elementos y recursos con que contaban ya en nuestro
territorio aquellos de quienes se recelaba que más o menos
pudieran y quisieran usurpárnoslo.
pudieran y quisieran usurpárnoslo.
Fijándonos
en el Campo de Gibraltar, ya que a ello les convidaba una muy notable carta, publicada semanas atras, en La Opinión por un
observador tan patriota como discreto. Había que
ver lo que había adelantado la conquista civil, en tanto que aquí se discutía
sobre el calibre de las piezas y la forma de los atrincheramientos con que se
tenía que repeler las futuras conquistas militares.
Algeciras, La Línea, San Roque, Los Barrios y
Tarifa, pueblos que cubren el campo de Gibraltar y circundan la célebre plaza
inglesa, tenían una población de más de 78.000
españoles. Para esos 78.000
españoles mantenía España siete escuelas. Y pasaban de treinta las que, a
título de propaganda religiosa, costeaban varias Sociedades británicas en los
pueblos referidos.
A las
nuestras asistían unas cuantas docenas de alumnos, en su mayor parte niños; a
las extranjeras millares de discípulos, en su mayor parte jóvenes.
En el
apiñado barrio de la Tunara, situado
en las playas de Levante y bajo la jurisdicción del Ayuntamiento de La Línea, los dos solos edificios del Estado eran
la casilla de consumos y la del
resguardo de Carabineros. Inglaterra, en cambio, había establecido una
capilla evangélica y una escuela de primera enseñanza. No sabían si a la
capilla acudían muchos mayores de edad; lo que si se sabía era que todos o casi
todos los párvulos del barrio, concurrían a la escuela.
La villa de La Línea de la Concepción, cuyos habitantes pasaban de 38.000,
carecía de Hospital; como siempre estaba llena de miles de infelices que buscaban trabajo, a cada
paso se observan en ella escenas dolorosas. La enfermedad es compañera del
hambre y causa no pocas bajas entre los
desdichados obreros. Pues bien; el
Gobierno inglés ofrecía asilo en sus Hospitales de Gibraltar a los enfermos y a
los inválidos que no lo encuentran en La Línea.
Algo
todavía más negro. Un virtuoso sacerdote, animado por espíritu ferviente de
caridad y por el deseo de evitar a la Patria tales sonrojos, trató de fundar un
Hospital y solicitó del Gobierno español un trozo de terreno yermo en donde
erigirlo. Se le contestó con una negativa rotunda en atención a que el sitio
podía ser útil algún día al ramo de Guerra.
Y —¡cosa
inaudita!— en el mismo sitio construyeron una hermosísima finca de recreo cierta
familia británica. Y fue construida con el permiso de nuestro Gobierno.
De
Gibraltar a La Línea había medio kilómetro
de carretera. Los 250 metros de la jurisdicción inglesa, estaban orlados de
árboles frondosos y tersos, frescos y limpios como la acera de una calle. No bien
se entraba en el trayecto español (que corría a cargo de la "Diputación de
Cádiz”), los baches parecían abismos y se podía medir por toneladas el polvo y la
basura.
Ante hechos
de tal naturaleza, que a la vez se metían por el alma y por los ojos, no había
cañones ni baterías que valgan. Aunque estuvieran fortificadas por un nuevo Vauban,
Sierra Carbonera y Algeciras, por la escuela, por la fábrica, por la
iglesia, por el Hospital y por los mil boquetes abiertos de par en par al
trabajo y al espíritu, entrarían, como desde hace años venían entrando, los
invasores.
Protestaban
a menudo contra las concesiones otorgadas a la Compañía inglesa del ferrocarril que cruzaba aquellos pueblos y no se advertía que semejantes concesiones,
aunque indebidas, carecían de importancia frente a los datos arriba expuestos y
que aquí pasaban por pecados menudos.
Aunque Sierra Carbonera y Algeciras fueran
soberbios acorazados de primera, por el Hospital, la escuela y la capilla protestantes
entrarían los invasores; es decir, por el art. 11 de la Constitución; por la
inicua tolerancia de cultos, que en la práctica es escandalosa libertad, por el
boquete que se abrió en nuestra unidad católica y que fue efectivamente el
primer paso en la decadencia y ruina de España.”
Bibliografía: El Liberal del miércoles 26 de
septiembre de 1900
El Grano de Arena del 13 de octubre de 1900
Luis Javier Traverso
La Línea en Blanco y Negro
miércoles, 6 de septiembre de 2017
El 09 de abril de 1881 suspendieron a la Corporación del Ayuntamiento de La Línea
El 9 de abril de 1881 en una sesión extraordinaria celebrada por la Corporación, el Secretario don José María Méndez dio lectura a un oficio del Excmo. Sr. Gobernador Civil de la Provincia de fecha dos de abril que le fue entregada por don Lutgardo López Muñoz. El escrito comunicaba que en vista de las faltas que resultaban en el expediente instruido por el Delegado enviado por el Gobernador para inspeccionar el Ayuntamiento, resolvió en uso de sus facultades que le concedía la Ley Municipal, suspender del cargo de Concejales a los individuos que componían el Ayuntamiento.
Los Concejales suspendidos fueron:
Alcalde Presidente don Enrique
Rovira Ortiz
Primer Teniente Alcalde don
Feliciano González Vázquez
Segundo Teniente Alcalde don
Eduardo Sánchez Gutiérrez
Concejal don Andrés González
Rojas
Concejal don Manuel Jiménez
Arroyo
Concejal don Manuel Pacheco
Chávez
Concejal don Juan María Sánchez
Herrera
Concejal don Antonio Ramírez
García
Concejal don Francisco Ramírez
Galuzo
Procurador Síndico don Juan
Amaya Delgado
El Gobernador nombró en su lugar a:
Don Lutgardo López Muñoz
Don Pablo Soler Palazón
Don Manuel Tosso Cano
Don Diego Elena Camacho
Don José Álvarez Díaz
Don Tomas Manito García
Don Manuel Cabello Reyes
Don Manuel Lorenzo Méndez
Don Antonio Gutiérrez Bueno
Don Juan Palacios Cerquerón
En sesión del día 10 de abril de 18 81
bajo la Presidencia
del Alcalde Presidente saliente don Enrique Rovira Ortiz se abre la sesión. Una
vez se dio lectura por el señor Secretario los artículo del 52 al 57 de la Ley Municipal el Señor Alcalde
Saliente declaró constituido el Ayuntamiento. Acto seguido y no pudiendo llevar
a efecto lo prevenido en el artículo 53 de ley acerca de la presidencia
interinase resolvió por unanimidad de
los señores Concejales que esta la desempeñase el concejal don Lutgardo López Muñoz que paso a ocupar su respectivo puesto
procediendo a la elección del Alcalde y dos Tenientes de Alcalde:
Para Alcalde
Don Lutgardo López Muñoz 8 votos
Don Pablo
Soler Palazón 1 voto
Para Primer Teniente Alcalde
Don Pablo Soler Palazón 8 votos
Don Manuel
Lorenzo Méndez 1 voto
Para Segundo Teniente Alcalde
Don Manuel Lorenzo Méndez 8 votos
Don Manuel
Tosso Cano 1 voto
Para Procurador Síndico
Don Manuel Tosso Cano 8 votos
Don Diego
Elena Camacho 1 voto
El Consistorio quedó formado por:
Alcalde
Presidente don Lutgardo López Muñoz
Primer
Teniente Alcalde don Pablo Soler Palazón
Segundo
teniente Alcalde don Manuel Lorenzo
Méndez
Concejal don Diego Elena Camacho
Concejal don José Álvarez Díaz
Concejal don Tomas Manito García
Concejal don Manuel Cabello Reyes
Concejal don Antonio Gutiérrez Bueno
Concejal don Juan Palacios Cerquerón
Procurador
Síndico don Manuel Tosso Cano
El 30 de mayo de 1881 y pasado a informe de la
Sección de Gobernación del Consejo de Estado el expediente de suspensión del
Ayuntamiento de La Línea de la Concepción, decretada por el Gobernador Civil de
la Provincia, con fecha 20 de mayo, emitió el siguiente dictamen:
«Excmo. Sr.: En cumplimiento de la Real orden de 19 del mes último, ha examinado la Sección el expediente de suspensión del Ayuntamiento de La Línea de la Concepción, decretada por el Gobernador de Cádiz.
Aparte de otros cargos que, como los relativos a
la falta de exactitud en contabilidad, en la redacción de actas de las sesiones
y en el arreglo del Archivo, no son imputables a todos los Concejales, sino a
los funcionarios a cuyo especial cuidado están encomendados dichos servicios,
encuentra la Sección que algunos constituyen negligencia y omisión graves, de
que el Ayuntamiento es responsable.
Tal sucede con los que se refieren a no haber
exigido a cierto contratista la fianza señalada en el pliego de condiciones del
contrato; a no remitir las cuentas municipales de los años 1870-80 al Gobierno
civil, a pesar de las varias amonestaciones y requerimientos que se le ha
dirigido; a no haberse formado el padrón de habitantes, y a no dividir en
distritos el término municipal para que los Tenientes de Alcalde ejercieran las
atribuciones que les confieren les artículos 115 y 110 de la ley municipal;
pues aun cuando el Ayuntamiento trata de atenuar la responsabilidad en que ha
incurrido, diciendo que alguno de dichos servicios no se ha podido llenar por
no haberlo permitido otros más apremiantes, ni este aserto aparece bastante
justificado, ni podrían fácilmente señalarse deberes de mayor importancia, toda
vez que estas omisiones no han podido menos de causar la consiguiente
perturbación en la Administración municipal, y de privar, no ya simplemente a
los Tenientes de Alcalde de las atribuciones que les competen, sino también a muchos vecinos de los otros que nacen de la
inscripción en el Padrón de habitantes, aparte de que la desobediencia en la
remisión de las cuentas y la no exacción de fianza a los contratistas que deben
prestarla constituyen una falta grave de que pueden resultar perjuicios a los intereses del Municipio.
En su
virtud, opina la Sección que se debe confirmar la suspensión impuesta.»
Y conformándose S. M. el Rey (Q. D. G.) con el preinserto dictamen, se ha servido
resolver como en el mismo se propone.
De Real Orden lo digo a V. S. para su
conocimiento y efectos correspondientes. Dios guarde a V. S. muchos años.
Madrid 30 de Mayo de 1881.
GONZALEZ.
viernes, 1 de septiembre de 2017
En 1841 fue atacado por contrabandistas un Guardacostas en las aguas próximas a la Tunara
En los
momentos en que la plaga del contrabando había tomado tal incremento y amenazaba
como una potencia destructora las ventas y de la industria nacional, si el contrabando continuaba protegido por los
apoderados auxiliares que descaradamente lo amparaban, todos estos actos de
valor que honraban a nuestros marinos solo contribuían a aumentar el abundante
catálogo de nuestras desgracias.
Este
nuevo hecho en las playas de la Línea de Gibraltar, acaeció de la siguiente
forma:
Consecuente
a las órdenes que le habían comunicado a don
Manuel Monfillo patrón del falucho
Guardacostas “El Vigilante”, de la empresa Llano Ors y Compañía 1, contrata del resguardo marítimo,
se hallaba haciendo el crucero al mando de su falucho, entre los puntos llamados
la Tunara y Santa Bárbara, cuando a eso
de las nueve de la noche de ayer distinguió un falucho de regular porte y otro más
pequeño que le seguía; inmediatamente dirigió la proa hacia ellos y hallándose
a distancia de ser oído; dio las voces al
falucho, ¿quién es?, ¿de donde viene?, al que contestó, ¡soy el
Atrevido! , en seguida estando más próximo, dio otra voz para que
arriasen vela para pasar a reconocerlo, se colocaron uno a barlovento y otro a
sotavento y a quemarropa dispararon sobre su tripulación una descarga, dé la
que resultó muerto en el acto el marinero
Pedro Porqué, dando la voz en medio del mayor estrépito de ¡al abordaje y mueran todos los de la
Empresa! Al momento y casi sin que el Patrón pudiera prepararse a la defensa, se halló rodeado por
los expresados faluchos contrabandistas saltando a bordo armados de carabinas y
sables diez o doce hombres de uno de los faluchos, mientras que el otro
colocado al costado de sotavento les hacia un fuego mortífero, dando las voces
de ¡muera
todo el mundo y nada de cuartel!. El Patrón sin embargo del conflicto
en que se encontraba y siendo atacados por fuerzas triplicadas a las suyas ya
que su tripulación solo se componía de once hombres, cuando la de los
contrabandistas pasaba de treinta.
Dio la voz
de zafarrancho y gritando ¡viva Isabel II!, a cuyo grito sus
valientes marineros, con un heroísmo sin igual, respondieron al ataque de sus
enemigos peleando cuerpo a cuerpo, hasta que espantados de sus golpes de
muerto, comenzaron a desanimarse; en aquellos instantes de terror pudo por
medio de una pronta maniobra zafarse del falucho grande; pero aún continuaba a
su bordo el combate con seis contrabandistas que se defendían con denuedo,
hasta que viendo correr la sangre de sus compañeros y que no podían resistir al
valor de sus marineros, dieron la voz de
cuartel, que les fue inmediatamente concedido.
Desembarazado
ya del abordaje, por la muerte y rendición de los que habían tenido la osadía
de efectuarlo, el Patrón se dirigió a los faluchos que huían, dándoles caza,
hasta que logró apresar al más pequeño cargado de tabaco, salvándose, a nado el
resto de su tripulación por hallarse cerca de tierra, no pudiendo dar alcance al
mayor por haberse encontrado, en territorio inglés, pero lo dio tiempo de oír los
lamentos de los heridos que llevaban a bordo cuyas circunstancias fueron después
confirmadas, sabiéndose por conducto fidedigno y seguro, haber desembarcada en
la playa de Gibraltar tres hombres muertos y cinco heridos.
Los
contrabandistas que se hallaban en tierra para recibir las cargas nos hacían un
fuego continuo. El resultado de todo fue el apresamiento de un falucho cargado de tabacos de pesó de
2850 libras, 12 sables, 10 carabinas, un contrabandista muerto, 2 gravemente
heridos y 4 más prisioneros, todos dentro de nuestro borda, pues fueron de los
que saltaron al abordaje, esto sin contar los muertos y heridos desembarcados
en Gibraltar, sobre cuyo hecho no cabía la menor duda. Por parte del Guardacostas hubo que lamentar la
muerte del bizarro marinero Pedro Porqué y tres heridos aunque ligeramente.
En la carta
remitida por el Patrón del Guardacostas le hacía ver a sus superiores:
“V.S. como marino sabrá apreciar el mérito contraído
por mi tripulación, en un combate que aunque pequeño por la calidad de los buques
es muy grande por las circunstancias del ataque; por el número triplicado do
los contrabandistas, mayor parte de sus buques, y haberse verificado todo en la
oscuridad de la noche. Envista de todo, no puedo dejar de recomendar a los individuos
de la tripulación cuya nota acompaño y muy particularmente a la viuda del desgraciado
Pedro Porqué, para que se sirva
hacerlo al gobierno de S.M."
Bahía de Algeciras 11 de julio de 1841.
El Patrón Manuel
Monfillo.
Nota de los individuos de que se compone la
tripulación del falucho aprehensor.
Patrón
Manuel Monfillo
Segundo
Francisco Monfillo
Marinero
Antonio Estero
Marinero Francisco
Sana
Marinero
Francisco Carrillo
Marinero Pedro
Benítez
Marinero Francisco
Sánchez
Marinero Juan
Morales
Marinero José
Godoy.
El
Diario Constitucional de Palma del
martes 24 de julio de 1841, después de redactar esta noticia, apuntilla:
“Este
hecho de armas, al paso que nos hace conocer más y más los favores que nos
dispensan nuestra generosa aliada la Inglaterra, justicio la oportunidad con
que el Congreso declaró que era perjudicial la empresa de Guardacostas. ¡Pobre
España!"
Luis Javier Traverso
La Línea en Blanco y Negro
1.- La historia del Servicio de Vigilancia Aduanera, puede decirse que
está ligada a las vicisitudes por las que ha atravesado a lo largo de los
tiempos el Monopolio de Tabacos o la Renta de Tabacos.
Con el Monopolio del Tabaco surge el contrabando y, para
combatir éste, aparecen los primeros Resguardos o fuerzas encargadas de
perseguirlo y reprimirlo. No sabemos a ciencia cierta cuándo se organizó el
primer Resguardo de Tabacos o Cuerpo encargado de combatir el contrabando de
este artículo monopolizado. Si bien podría ser en tiempos de Felipe V, el
primer rey de la dinastía borbónica (1700-1746) o más bien en la época de ese
gran Rey que tantas reformas acometió en España, Carlos III (1759-1788).
Por Real Decreto de 20 de febrero de 1844 se promulgan las bases
del arrendamiento de la Renta de Tabacos. En la Base 28 se dice que la empresa
arrendataria tendrá a su disposición el resguardo marítimo. Se hará cargo a los
buques de que consta y de su subsistencia. Los comandantes de los buques
guardacostas y sus tripulaciones pasarán a las órdenes de la empresa, y el
servicio del resguardo marítimo se considerará como una parte integrante del
contrato. El Gobierno conservará, sin embargo, la iniciativa en el nombramiento
de los comandantes de los apostaderos y de los buques, a propuesta de la
empresa.
Un reglamento particular redactado por el Ministerio de
Hacienda, de acuerdo con el de Marina, determinará: primero: los apostaderos en
que debe dividirse el litoral y fuerzas de que debe constar el resguardo
marítimo; segundo, el número y clase de sus tripulaciones; tercero, los sueldos
y haberes de los comandantes y de los empleados de los apostaderos y
tripulaciones, y el importe de las raciones de éstos; cuarto, las visitas e
inspección que el Gobierno debe ejercer en toda la marcha de este servicio.
En cuanto al coste del Resguardo, se satisfará por la empresa,
por la Renta Aduanas y por la de Tabaco.
Fuente wikivisually Servicio de Vigilancia Aduanera
Bibliografía: wikivisually Servicio de Vigilancia Aduanera
Diario constitucional de Palma 1839 27-7-1841
El Guardia nacional Barcelona. 25-7-1841
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