En los
momentos en que la plaga del contrabando había tomado tal incremento y amenazaba
como una potencia destructora las ventas y de la industria nacional, si el contrabando continuaba protegido por los
apoderados auxiliares que descaradamente lo amparaban, todos estos actos de
valor que honraban a nuestros marinos solo contribuían a aumentar el abundante
catálogo de nuestras desgracias.
Este
nuevo hecho en las playas de la Línea de Gibraltar, acaeció de la siguiente
forma:
Consecuente
a las órdenes que le habían comunicado a don
Manuel Monfillo patrón del falucho
Guardacostas “El Vigilante”, de la empresa Llano Ors y Compañía 1, contrata del resguardo marítimo,
se hallaba haciendo el crucero al mando de su falucho, entre los puntos llamados
la Tunara y Santa Bárbara, cuando a eso
de las nueve de la noche de ayer distinguió un falucho de regular porte y otro más
pequeño que le seguía; inmediatamente dirigió la proa hacia ellos y hallándose
a distancia de ser oído; dio las voces al
falucho, ¿quién es?, ¿de donde viene?, al que contestó, ¡soy el
Atrevido! , en seguida estando más próximo, dio otra voz para que
arriasen vela para pasar a reconocerlo, se colocaron uno a barlovento y otro a
sotavento y a quemarropa dispararon sobre su tripulación una descarga, dé la
que resultó muerto en el acto el marinero
Pedro Porqué, dando la voz en medio del mayor estrépito de ¡al abordaje y mueran todos los de la
Empresa! Al momento y casi sin que el Patrón pudiera prepararse a la defensa, se halló rodeado por
los expresados faluchos contrabandistas saltando a bordo armados de carabinas y
sables diez o doce hombres de uno de los faluchos, mientras que el otro
colocado al costado de sotavento les hacia un fuego mortífero, dando las voces
de ¡muera
todo el mundo y nada de cuartel!. El Patrón sin embargo del conflicto
en que se encontraba y siendo atacados por fuerzas triplicadas a las suyas ya
que su tripulación solo se componía de once hombres, cuando la de los
contrabandistas pasaba de treinta.
Dio la voz
de zafarrancho y gritando ¡viva Isabel II!, a cuyo grito sus
valientes marineros, con un heroísmo sin igual, respondieron al ataque de sus
enemigos peleando cuerpo a cuerpo, hasta que espantados de sus golpes de
muerto, comenzaron a desanimarse; en aquellos instantes de terror pudo por
medio de una pronta maniobra zafarse del falucho grande; pero aún continuaba a
su bordo el combate con seis contrabandistas que se defendían con denuedo,
hasta que viendo correr la sangre de sus compañeros y que no podían resistir al
valor de sus marineros, dieron la voz de
cuartel, que les fue inmediatamente concedido.
Desembarazado
ya del abordaje, por la muerte y rendición de los que habían tenido la osadía
de efectuarlo, el Patrón se dirigió a los faluchos que huían, dándoles caza,
hasta que logró apresar al más pequeño cargado de tabaco, salvándose, a nado el
resto de su tripulación por hallarse cerca de tierra, no pudiendo dar alcance al
mayor por haberse encontrado, en territorio inglés, pero lo dio tiempo de oír los
lamentos de los heridos que llevaban a bordo cuyas circunstancias fueron después
confirmadas, sabiéndose por conducto fidedigno y seguro, haber desembarcada en
la playa de Gibraltar tres hombres muertos y cinco heridos.
Los
contrabandistas que se hallaban en tierra para recibir las cargas nos hacían un
fuego continuo. El resultado de todo fue el apresamiento de un falucho cargado de tabacos de pesó de
2850 libras, 12 sables, 10 carabinas, un contrabandista muerto, 2 gravemente
heridos y 4 más prisioneros, todos dentro de nuestro borda, pues fueron de los
que saltaron al abordaje, esto sin contar los muertos y heridos desembarcados
en Gibraltar, sobre cuyo hecho no cabía la menor duda. Por parte del Guardacostas hubo que lamentar la
muerte del bizarro marinero Pedro Porqué y tres heridos aunque ligeramente.
En la carta
remitida por el Patrón del Guardacostas le hacía ver a sus superiores:
“V.S. como marino sabrá apreciar el mérito contraído
por mi tripulación, en un combate que aunque pequeño por la calidad de los buques
es muy grande por las circunstancias del ataque; por el número triplicado do
los contrabandistas, mayor parte de sus buques, y haberse verificado todo en la
oscuridad de la noche. Envista de todo, no puedo dejar de recomendar a los individuos
de la tripulación cuya nota acompaño y muy particularmente a la viuda del desgraciado
Pedro Porqué, para que se sirva
hacerlo al gobierno de S.M."
Bahía de Algeciras 11 de julio de 1841.
El Patrón Manuel
Monfillo.
Nota de los individuos de que se compone la
tripulación del falucho aprehensor.
Patrón
Manuel Monfillo
Segundo
Francisco Monfillo
Marinero
Antonio Estero
Marinero Francisco
Sana
Marinero
Francisco Carrillo
Marinero Pedro
Benítez
Marinero Francisco
Sánchez
Marinero Juan
Morales
Marinero José
Godoy.
El
Diario Constitucional de Palma del
martes 24 de julio de 1841, después de redactar esta noticia, apuntilla:
“Este
hecho de armas, al paso que nos hace conocer más y más los favores que nos
dispensan nuestra generosa aliada la Inglaterra, justicio la oportunidad con
que el Congreso declaró que era perjudicial la empresa de Guardacostas. ¡Pobre
España!"
Luis Javier Traverso
La Línea en Blanco y Negro
1.- La historia del Servicio de Vigilancia Aduanera, puede decirse que
está ligada a las vicisitudes por las que ha atravesado a lo largo de los
tiempos el Monopolio de Tabacos o la Renta de Tabacos.
Con el Monopolio del Tabaco surge el contrabando y, para
combatir éste, aparecen los primeros Resguardos o fuerzas encargadas de
perseguirlo y reprimirlo. No sabemos a ciencia cierta cuándo se organizó el
primer Resguardo de Tabacos o Cuerpo encargado de combatir el contrabando de
este artículo monopolizado. Si bien podría ser en tiempos de Felipe V, el
primer rey de la dinastía borbónica (1700-1746) o más bien en la época de ese
gran Rey que tantas reformas acometió en España, Carlos III (1759-1788).
Por Real Decreto de 20 de febrero de 1844 se promulgan las bases
del arrendamiento de la Renta de Tabacos. En la Base 28 se dice que la empresa
arrendataria tendrá a su disposición el resguardo marítimo. Se hará cargo a los
buques de que consta y de su subsistencia. Los comandantes de los buques
guardacostas y sus tripulaciones pasarán a las órdenes de la empresa, y el
servicio del resguardo marítimo se considerará como una parte integrante del
contrato. El Gobierno conservará, sin embargo, la iniciativa en el nombramiento
de los comandantes de los apostaderos y de los buques, a propuesta de la
empresa.
Un reglamento particular redactado por el Ministerio de
Hacienda, de acuerdo con el de Marina, determinará: primero: los apostaderos en
que debe dividirse el litoral y fuerzas de que debe constar el resguardo
marítimo; segundo, el número y clase de sus tripulaciones; tercero, los sueldos
y haberes de los comandantes y de los empleados de los apostaderos y
tripulaciones, y el importe de las raciones de éstos; cuarto, las visitas e
inspección que el Gobierno debe ejercer en toda la marcha de este servicio.
En cuanto al coste del Resguardo, se satisfará por la empresa,
por la Renta Aduanas y por la de Tabaco.
Fuente wikivisually Servicio de Vigilancia Aduanera
Bibliografía: wikivisually Servicio de Vigilancia Aduanera
Diario constitucional de Palma 1839 27-7-1841
El Guardia nacional Barcelona. 25-7-1841